Charles
Darwin fue un naturalista británico que no estaba de acuerdo con la teoría
lamarckiana de la evolución. Según él, no existían pruebas suficientemente
concluyentes para aceptar esta teoría.
El viaje
de Darwin
El buque HMS Beagle partió el 27 de
diciembre de 1831 del puerto de Devonport, dique naval de Plymouth
(Inglaterra), para iniciar una expedición alrededor del mundo de dos años, que
se convertirían en cinco. La
travesía, que llevó al naturalista Charles Darwin a descubrir su
vocación, terminó el 22 de octubre de 1836 en el puerto de Falmouth.
Con el
encargo de efectuar un reconocimiento de la zona de Sudamérica, comenzaba un viaje que pretendía continuar
con los trabajos cartográficos de la costa sudamericana, además de circunnavegar el mundo para
conseguir una determinación más exacta de la longitud terrestre.
Desde Inglaterra viajaron a la isla canaria de Tenerife y
desde allí a Cabo Verde, donde
Darwin recogió varias muestras e identificó a 67 especies diferentes de
microorganismos. Su viaje prosiguió hacia el continente americano desembarcando
en San Salvador (Brasil) donde
el joven Charles quedó impresionado por la foresta y los insectos que allí
vivían a los cuales estudiará con más profundidad en su próxima escala en Río de Janeiro donde permanecerá tres
meses.
Su
siguiente parada será Montevideo donde
además de los animales le sorprenderán las prácticas gauchas para cazar
avestruces; en 1833 y después de pasar por Bahía Blanca el Beagle llega a la Patagonia donde son recibidos por nubes de mariposas,
Darwin pasa su tiempo estudiando a los cóndores, las llamas salvajes y
especialmente a los fósiles que va encontrando y con los que ya se había
familiarizado en Bahía Blanca, las primeras ideas sobre la evolución de las
especies empiezan a nacer en su mente.
El naturalista cumple 25 años en Tierra de Fuego y el capitán del
Beagle FitzRoy decide bautizar la cima más alta de aquellas tierras como montaña Darwin, las gentes que pueblan
estas tierras dejan una impronta en el inglés que se sorprende de las
diferencias entre ellos y el “hombre civilizado”.
El 23
de julio de 1834 la expedición llega a Chile, Darwin queda maravillado por los Andes y estudia la minería
chilena y sus gentes. Después de pasar por Perú, pero apenas detenerse ya que ese país se encuentra en plena
Revolución, continúan hacia las
Galápagos, este archipiélago sorprenderá y cambiará por completo las
ideas del científico. Aquí estudiará a las aves del lugar, los peces, las
caracolas y especialmente los pinzones y sus picos.
Tras
surcar el océano Pacífico el viaje del Beagle continúa por Nueva Zelanda y Sídney, aquí el
naturalista conoce al ornitorrinco. En Tasmania estudia
su geología y en las islas
coralinas Keeling es sorprendido por las numerosas especies de
peces de colores.
De
Oceanía el Beagle viaja al sur de África y en Ciudad del Cabo Darwin tiene la oportunidad de
conversar con el matemático John Herschel al que comenta sus primeras teorías
sobre el origen de la humanidad y la aparición de nuevas especies.
Después
de tocar de nuevo Brasil el viaje termina regresando a Inglaterra el 2 de
octubre de 1836, habían pasado cinco años y Charles Darwin había recopilado
datos por todo el mundo que le permitieron formular sus teorías sobre la
evolución natural. Darwin
tardó más de veinte años en dar a conocer su nueva teoría, sentía pánico por la
reacción de la sociedad frente a un pensamiento tan revolucionario para la
época.
El
argumento central del darwinismo es que todas las especies se reproducen en
mayor proporción a la que es posible que sobreviva en un territorio. Esta
sobreproducción, aunada a una limitación de recursos, provoca una lucha por la
existencia, en la que los organismos portadores de alguna variación que mejora
sus posibilidades de aprovechamiento del lugar que ocupan en la economía
natural (nicho) aumentan su número de descendientes. Los descendientes
modificados orientarán la transformación de la especie en ese nuevo sentido.
Sostiene
que las variaciones adaptativas aparecen ocasionalmente, y que es probable que
éstas incrementen las oportunidades reproductivas de sus portadores. A través
de las generaciones, las variaciones favorables serán conservadas y las
perjudiciales eliminadas. La selección natural no tiene límites.
El
cambio evolutivo a través del tiempo y la diversificación evolutiva (multiplicación
de especies) no están directamente promovidos por la selección natural, pero a
menudo resultan como coproductos de ésta.
Para
Darwin, la Selección Natural consistía fundamentalmente en la supervivencia
diferencial, a la que concebía como íntimamente relacionada con la
reproducción. La selección natural es un proceso oportunista. Las variables que
determinan qué dirección seguirá son el medio ambiente, la constitución
preexistente de los organismos y las mutaciones que estarán surgiendo al azar.
El
azar es, sin embargo, una parte integral del proceso evolutivo. Las mutaciones
que producen variaciones hereditarias disponibles para la selección surgen
aleatoriamente, independientemente de si son benéficas o perjudiciales para sus
portadores. Pero este proceso es contrarrestado por la selección natural, que
conserva lo que es útil y elimina lo que es perjudicial. Sin mutación, la
evolución no podría ocurrir, pues no habría variaciones que fueran transmitidas
diferencialmente de una generación a otra. Pero sin selección natural, el
proceso de mutación resultaría en desorganización y extinción, pues la mayoría
de las mutaciones son desventajosas. La mutación y la selección han conducido,
en conjunto, el maravilloso proceso que, comenzando con organismos
microscópicos, dio lugar a orquídeas, aves y humanos.
Teoría
de “La evolución de las Jirafas” desde la teoría de Darwin.
En su
teoría, Darwin establece que:
1) La
selección natural actúa sobre una población. La evolución es concebida como el
cambio que se produce con la constitución promedio de una población de
individuos que se suceden en generaciones a través del tiempo.
2)
Sean especies domésticas o naturales, estos individuos no son exactamente
iguales entre sí. Cualquier característica estructural, funcional o conductual
propia de una especie presenta variaciones en sus individuos.
3)
Gran parte de las variaciones individuales son hereditarias en alguna medida.
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